Elegimos. Cada día hacemos miles de elecciones.
¿Nos levantamos o no? ¿Qué ropa escogemos hoy? ¿Qué vamos a
hacer? Elegimos un plan y lo seguimos durante el día, tomando millones de
pequeñas decisiones que producen cambios en el plan inicial o no. Elegimos las
palabras que decimos, elegimos dónde mirar y dónde no, elegimos a qué velocidad
avanzar.
Elegimos beber, fumar, una mala vida o una saludable.
Elegimos una ciudad, una casa, un coche, un trabajo, una
nueva televisión, un frigorífico que sustituya al anterior.
Elegimos un nuevo destino para las vacaciones. Elegimos
quedarnos un día más.
Elegimos quién hablará por nosotros en el consejo escolar,
en la comunidad de vecinos, en el ayuntamiento del pueblo.
Elegimos un gobierno, elegimos una papeleta para meter en un
sobre que metemos en una urna. Elegimos senadores, diputados, gobernantes.
Elegimos hablar o no con quien nos ha hecho daño, perdonar o
no a quien nos hirió, vivir en el pasado o en el presente.
Elegimos a quien más nos gusta de la clase. Elegimos la
manera de declararnos a ese alguien especial. Elegimos dejarlo todo o no.
Elegimos apostar o no. Elegimos besarlo o no.
Elegimos a una persona entre millones para amarla por encima
de todo. Elegimos pasar el resto de nuestra vida amando.
Elegimos echarnos atrás o coger carrerilla para llegar más
lejos.
Elegimos saltar.
Elegimos soñar.
Elegimos volar.
Bueno, ya sabes que soy existencialista nato, así que la entrada me ha encantado, y encima con tu manera de escribir... :D Y sí, la vida en general es cuestión de preferencias. Igual salen bien o igual salen mal. Yo me he equivocado en muchas, pero elegí bien la más importante.
ResponderEliminarTE*!
Lo mismo digo, me he equivocado miles de veces, pero he elegido bien contigo :) Te amo!
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