viernes, 5 de noviembre de 2010

Locuras parisinas (vol.no recuerdo el número)

La última semana que estuve en París, cuando viví allí, no la última vez que fui, mi primo vino a visitar la ciudad de viaje de fin de curso.

Voy a contar una anécdota muy graciosa, si imagináis la situación lo es más todavía, así que intentaré contarlo bien :)

Mi primo se separó del grupo del instituto, pues yo conocía a los profesores y les pedí que me dejaran llevarlo a dar una vuelta por Montmartre. Era la hora de irse y lo tenía que acompañar al autobús. Lucía y yo habíamos pasado el día ante el Sacré Coeur y allí se quedó ella mientras bajé a acompañar a mi primo. Sólo quedaba una cosa por hacer antes de irse: comprar una sudadera de París como recuerdo. Así que entramos en una tienda de estas típicas que te dan todo el clavazo, pero no había tiempo para más (si me hubiera avisado con unos días de antelación...), así que nos pusimos a mirar allí los precios y los tipos de sudaderas. Mi primo tenía prisa así que intentamos hacerlo rápido.
El chico de la tienda se acercó a atendernos. Yo le dije que la sudadera era muy cara, no recuerdo ahora mismo el precio, pero lo era, e intenté regatearle en inglés, castellano, francés y árabe aún no sabía pero si hubiera sabido también podría haberlo hecho. El caso es que el chico me dice un buen precio, aún un poco caro, pero nos propone que mi primo se pruebe la sudadera.
Mi primo abre la sudadera, la mira, mira al chico, vuelve a mirar la sudadera... durante un rato y me dice que es demasiado pequeña (era evidente). El chico de la tienda dice que no y se empeña en que mi primo se la pruebe. Le dice que levante los brazos, mi primo obedece.
En el momento en el que embutió la sudadera en el cuerpo de mi primo con gran dificultad, solté una carcajada que yo creo que Lucía desde el Sacré Coeur me escuchó.
El chico me miraba orgulloso y mi primo no podía bajar los brazos. La sudadera le venía tan pequeña que no podía moverse ni para quitársela. A mí me entró la flojera de tanto reírme. Mientras todo esto pasaba, el chico de la tienda seguía queriendo regatear en mil idiomas, aunque yo ya no me enteraba de nada. Lloré de la risa mientras mi primo se la quitaba.
Cuando lo consiguió dijo que la sudadera era muy cara y que quería una camiseta, pero esta vez dejó claro al de la tienda que NO se la probaría. Esta vez al ir a regatear el chico puso un precio alto y al ver que mi primo buscaba en su cartera y tenía más dinero le dijo que lo había visto, que no le dijera que no tenía más. Mi primo le dijo que aún tenía que pasar unos días fuera y que lo necesitaba para comer. El de la tienda le decía que lo pagara yo, que para eso era su novia. Cuando dejé claro que no era su novia, sino su prima, mi primo pagó y nos dispusimos a irnos. Cuando estábamos saliendo escuchamos un "muy guapa tu novia, ¿eh?"

Y esa es la historia. La noche siguió, además fue una noche muy, pero que muy larga. Pero eso es otra historia...

6 comentarios:

  1. JAJAJAAJAJAJAJ que risaaaa! cada vez que me acuerdo me muerooo! no se me va a olvidar en la vida ese momento jajaja

    ResponderEliminar
  2. Normal, es que fue tremendo xD

    ResponderEliminar
  3. wwwwwwwwwwaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! otra vez lo tenias ke contar??!!! hahahahhahahahahahahahahahahahaha ke me muero ya de la risa joer hahahahhahahahhahahahah...

    ResponderEliminar
  4. tenia que contarlo xD No podía quedarse fuera del blog! jajaja
    y cuidao que no me ponga a contar lo de Celine-Mathieu jijijiji

    ResponderEliminar
  5. Marta (prima)8/12/10, 19:19

    Carla soy tu primita y me ha encantado tu historia
    no me podia aguantar de la risa:)
    Deverias hacer novelas de comedia XD
    jajajajajajajajajajajaja¡¡¡¡¡¡¡¡
    Ojala alguna vez vallamos juntas a PARIS(L)
    Muaaaaaaaaaaaaaak¡¡¡¡
    ;)

    ResponderEliminar
  6. Martita! :) Qué ilusión!
    Te quiero mucho!

    ResponderEliminar