jueves, 20 de mayo de 2010

Esa sensación





La emoción te invade hasta reflejarse en tu rostro con una sonrisa que te deja una cara de idiota que nunca habías pensado que pudieras llegar a tener. Tienes, de repente, una energía extraordinaria que no sabes de dónde sale, pero te sientes capaz de todo. Quieres gritar, reír, correr, saltar, volar… todo.
El resto del día desaparece cuando escuchas su voz, percibes su olor, lees sus palabras o ves su rostro. Todo se desvanece al lado de esa sensación que invade cada rincón de tu cuerpo como un escalofrío, que eriza el vello de tu nuca y hace que sientas esas mariposas revoloteando por tu estómago, ¿no dicen eso? Pero no, yo creo que las mariposas son algo insignificante comparado con esa sensación. Es más parecido a que unas manos suaves y cálidas recorran tu piel desnuda, y tras su paso, sientas una desnudez aún mayor.
Sientes la fuerza y la fragilidad a la vez. La fuerza de tus deseos y la fragilidad con la que se pueden romper. Notas cierta ligereza, que te hace pensar que el viento te va a llevar volando a cualquier lugar.
Sientes en tus labios una gran atracción, un magnetismo con el que te parece que vuestros labios se unirán y no se separarán jamás, pues parecen estar a medida para encajar entre ellos, igual que vuestros cuerpos entrelazados, llenando cada pequeño espacio que el otro cuerpo deja. Pero claro, esto sólo te lo imaginas, ni siquiera te has atrevido a rozar su piel, ni una sola caricia.
Aún así, te sientes bien, sientes que no necesitas más, que esa sensación te alimentará.
En ese momento crees en la perfección, en la belleza absoluta y no permitirías que nada te lo arrebatara.
Esa perfecta sensación en la que eres completamente feliz. 

2 comentarios:

  1. ¿ESTO LO HAS ESCRITO TUUUUUU? NO ME LO PUEDO CREER.

    BESOS, MARISOL

    ResponderEliminar
  2. Si :) Anoche que la inspiración vino a verme... jajaja Nunca había escrito sobre algo tan... sentimental jajaja
    ¡Un beso Marisoletes!

    ResponderEliminar