Cosas que me encantan (parte III)

Ponerme en la cara las fotocopias recién hechas. El chocolate puro con almendras o avellanas. No saber hacia qué lado ir cuando alguien viene directamente de frente. Ver lo que ha crecido Bloo. No poder esperar a abrir lo que compro y que se me caiga en el autobús por impaciente. Que me digan ratón porque me encanta el queso. Que en cada calle de París las tiendas se especialicen en una cosa. Leer los proyectos de mis amigos. Que las barreras del metro atrapen mi mochila y no me dejen salir. Que mi abuela Tina y mi hermana se llamen cari la una a la otra. La estructura de las hojas. Las bolsas para hacer hielos. Que Carmen acabe las palabras con una e o una a al final. Las tortillas francesas de mi tía Marisol. Pasar sobre el cementerio de Montmartre. Ponerme dedales. Los sándwiches de pan americano con queso de untar. Que me coja de la mano un desconocido como si fuera algo muy normal. Poner la cara sobre un vaso donde hay una pastilla efervescente y notar el cosquilleo. Tener un vestido de noche precioso y que sólo me costara 10 euros. Escribir a máquina (cuando tengo una a mi alcance). El ruido que hace la pasta al caer dentro del cazo con agua. Los ornitorrincos (por su nombre y su aspecto, no hay animal más encantador). Hacer pizza o patatas fritas cuando llego del Carmen. Asignar olores, colores y canciones a las personas. Los macarrones de mi padre. Que mis hermanos me digan “te quiero (L)”. Que alguien tuviera la genial idea de llamar Ñam a un restaurante. Las poleras. Llevar ropa de otra persona y que huela a esa persona. Bajar rápido por la montaña. Llevar siempre algo naranja. Andar al ritmo de la música. No quitarme las pulseras de hilo hasta que se caen. Dormir tapada hasta el cuello. Los girasoles. Mi saludo “unk” con Alain. Comer raclette. El personaje del Joker. Ver a mi familia por la cam.






Continuará...